La bodeguilla

Detalle de la Obra

La alegría de vivir es un cuadro fauvista pintado por Matisse. El fauvismo es la primera vanguardia histórica. Como había ocurrido con el impresionismo, el nombre del movimiento proviene de la burla de un crítico que, al ver una estatua en medio de obras fauvistas, comentó: «Donatello entre las fieras». Fauve se puede traducir como fiera en el sentido de bestia o bruto.

El cuadro muestra un paraíso primitivo; no hay ningún objeto que dé a entender el espacio temporal en que se desarrolla. En este paraíso, la humanidad y la naturaleza están en armonía. Sus personajes están entregados al placer, a los encuentros amistosos y eróticos, al baile, la conversación, la música… En el centro de la pintura se aprecia una especie de baile colectivo. Motivo que retomará Matisse en La Danza. Sus cuerpos son flexibles y moldeables, casi mullidos. Los contornos de árboles y personajes son iguales, curvas que se pierden con el contacto. Las figuras no están aisladas entre ellas ni frente al entorno. No hay un código que unifique su anatomía. Se encuentran desnudas frente a los valores cristianos propios del momento y el lugar. Ha habido desnudos durante toda la historia del arte. Sobre todo, femeninos. Pero siempre justificados con una narrativa: No es una mujer denuda, es Eva, o Afrodita o Venus. Lo que resultaba escandaloso eran casos como el de Manet que pintó la Olimpia.

Muchos mitos, religiones y creencias comparten esta idea de un paraíso original. Matisse remite a estos paraísos frente a los espacios urbanos tecnificados. Una visión de la vida sostenida en el placer. La experiencia humana vista solo desde los aspectos positivos ignorando angustias y sufrimientos, asuntos de los que se ocupará el expresionismo. Por su parte, Matisse usa el arte como contrapunto frente a la violencia del mundo. A pesar de los desastres del siglo XX, mantiene una promesa de placer y felicidad. Pretende que sus cuadros despierten una sensación similar a la de sentarse en un sofá.

Matisse renuncia a la representación naturalista. Existe un intercambio cromático entre dominios: cuerpos verdes, rojos, amarillos, arboles rosas y naranjas. Este intercambio implica la armonía entre humanidad y naturaleza. Por ejemplo, la mujer que toma el sol se vuelve amarilla. También descarta el sistema de perspectiva, norma del arte europeo desde El renacimiento. Si bien se puede intuir en los cambios de tamaño de las figuras no sigue una norma rigurosa. El cuadro afirma su condición plana. Tanto en el uso del color como en la ruptura con la perspectiva cónica y el modelado se puede señalar a Gauguin como precedente.